Cerca del mercado central de Desaguadero, en Perú, se nota cómo el impacto económico de Bolivia influye directamente en el comercio y la cotidianeidad de los residentes peruanos en la región limítrofe. Entre piezas de carne sin refrigeración y sacos de papas apilados en el piso, vendedores locales, como Imelda, ofrecen productos originarios de Bolivia, como frutas, huevos y el valioso aceite de soya refinado de Santa Cruz de la Sierra. Estos artículos se venden a precios considerablemente más altos que en Bolivia, mostrando la presión económica que sufre el país vecino.
En Bolivia, hay una falta de disponibilidad de productos esenciales como el aceite de soya, el arroz y el pollo, cuyo precio ha aumentado por una inflación del 25% durante el año. Los vendedores de Perú, que aceptan la moneda boliviana, la cambian a soles usando un tipo de cambio alternativo, optimizando así sus beneficios ante la depreciación del boliviano. Esta situación demuestra cómo la falta de dólares en Bolivia influye en las localidades cercanas al sur de Perú, impactando la economía local debido a los problemas económicos del país vecino.
Mercado informal y depreciación: efectos de la escasez de dólares
La escasez de monedas extranjeras en Bolivia ha provocado la aparición de un mercado cambiario paralelo, lo que intensifica la depreciación del boliviano y fuerza a los habitantes a cruzar la frontera en busca de dólares. A solo tres semanas de las elecciones generales, el tipo de cambio paralelo en Desaguadero, Perú, había llegado a 14 bolivianos por dólar, en comparación con los 6,9 fijados por el Banco Central de Bolivia.
Del lado peruano, la presencia de casas de cambio y cambistas callejeras es notoria. Las mujeres que ofrecen servicios de compra y venta de monedas bajo el sol del mediodía se han convertido en un punto de referencia para quienes necesitan bolivianos, soles o dólares. Tanto peruanos como bolivianos recurren a estos servicios para realizar transacciones que, de otra forma, serían complicadas por las restricciones financieras del lado boliviano.
Transporte y logística: un negocio afectado
La situación crítica afecta igualmente a los transportistas y compañías de Bolivia que dependen del comercio internacional. Policarpo Boya, quien maneja vehículos de carga pesada, ha disminuido sus viajes entre Santa Cruz de la Sierra y Lima a causa de los elevados precios y la falta de combustible. Esteban Eid, quien dirige una empresa de materiales de construcción, está experimentando demoras en recibir insumos debido a la escasez de diésel, lo que incrementa los costos de sus productos y dificulta la logística de la empresa.
El escenario demuestra cómo los retos económicos de Bolivia tienen repercusiones en Perú, impactando tanto el transporte como la oferta de bienes y servicios en la zona fronteriza.
Escasez de alimentos y control fronterizo
En Desaguadero, Perú, se observa que los productos bolivianos se comercializan a precios altos, mientras que en Bolivia los supermercados tienen problemas para mantener los estantes llenos. Artículos como el aceite de soya han visto un aumento en sus precios, duplicándose en cuestión de semanas, lo cual impacta la capacidad de compra de las personas. La inflación anual en alimentos supera el 31%, lo que convierte la adquisición de productos esenciales en un reto diario.
El manejo de la frontera es insuficiente. Los habitantes del área sienten que los contrabandistas tienen el control y que las fuerzas armadas no consiguen detener las actividades ilegales. La falta de combustible, causada por la disminución de las reservas internacionales, genera extensas colas y malestar en la comunidad. Los subsidios a los combustibles y su envío a naciones vecinas agravan la problemática.
Perspectivas y soluciones
Los especialistas opinan que liberar los precios y suprimir los subsidios podría mitigar la crisis de combustible y fortalecer la economía en la frontera. Sin embargo, las medidas dependerán significativamente de la habilidad política del futuro gobierno boliviano para implementar ajustes necesarios sin perjudicar gravemente a la población y al comercio entre fronteras.
Mientras tanto, en Desaguadero, Perú, se observa un comercio caracterizado por una constante adaptabilidad, con costos altos y mercados informales que demuestran la conexión económica de la región fronteriza. Los habitantes depositan su esperanza en que las elecciones venideras en Bolivia aporten estabilidad, lo que regularizaría la actividad comercial y fortalecería la economía en ambos lados del puente.
