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Unicaja y Bankinter encabezan la solvencia bancaria, Santander y Sabadell muestran debilidad

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Los últimos resultados de los test de estrés a la banca europea han ofrecido conclusiones significativas para el sector financiero en España. Unicaja y Bankinter han destacado como las entidades más sólidas del sistema bancario nacional, mientras que otras como Banco Santander y Banco Sabadell han mostrado un desempeño inferior en los principales indicadores de solvencia que se analizaron.

El proyecto, promovido por la Autoridad Bancaria Europea (EBA) y organizado junto con el Banco Central Europeo (BCE), buscó evaluar la habilidad de los bancos para resistir choques financieros extremos, considerando situaciones macroeconómicas desfavorables como recesiones prolongadas, subidas del desempleo, inflación continuada y disminuciones en el valor de los activos.

En esta situación, Unicaja se destacó como el banco español más fuerte en cuanto a capital, logrando un ratio CET1 fully loaded del 12,8% en un escenario adverso para 2026. Bankinter está en segundo lugar, con un 12,3%, mostrando una robusta habilidad para afrontar tensiones financieras extremas sin perjudicar su estabilidad. Estas cifras no solo están por encima del promedio del sistema bancario en España, sino que también superan a muchos bancos europeos de tamaño equivalente.

En el otro extremo, Banco Santander y Banco Sabadell presentaron resultados más ajustados. Santander registró un ratio CET1 del 8,6% en el peor de los escenarios, mientras que Sabadell cerró con un 8,8%. Aunque ambas entidades permanecen dentro de los márgenes regulatoriamente aceptables, sus resultados reflejan una menor resistencia ante condiciones económicas adversas, lo que podría traducirse en mayores exigencias de capital en el futuro o en la necesidad de revisar estrategias de riesgo y provisiones.

En el ámbito europeo, el promedio de disminución del capital CET1 fully loaded entre los bancos examinados fue de 4,8 puntos porcentuales en el escenario desfavorable. Las entidades bancarias españolas, en general, mostraron una reducción media del 3,7%, lo cual refleja una posición comparativamente más favorable respecto a sus equivalentes europeos. Sin embargo, el desempeño particular de cada banco fue bastante diverso.

Una de las claves detrás del buen desempeño de Unicaja y Bankinter ha sido su modelo de negocio más conservador en cuanto a exposición crediticia y su enfoque en nichos con menor volatilidad. Además, su estructura de costes y políticas de provisiones han sido consideradas prudentes en comparación con otras entidades de mayor tamaño y presencia internacional.

Mientras tanto, Santander y Sabadell se enfrentan a desafíos vinculados a su participación en mercados más propensos a oscilaciones macroeconómicas, como América Latina y Reino Unido, además de tener niveles más altos de activos ponderados por riesgo. Esto ha impactado negativamente en sus índices de capital según los parámetros del test de estrés.

La EBA no implementa estas evaluaciones para proclamar la bancarrota de ninguna entidad, sino para elaborar sugerencias y guiar la política de supervisión. De este modo, los resultados pueden afectar futuras decisiones sobre capital, dividendos o reorganizaciones internas, si alguna entidad se desvía de los criterios exigidos.

Estos análisis también ofrecen a los inversores y analistas del ámbito financiero una perspectiva más nítida sobre la estabilidad estructural de los bancos. Que organizaciones medianas como Unicaja y Bankinter destaquen ante grandes del sector enfatiza la importancia de una gestión cautelosa del riesgo y de una estrategia centrada en la eficacia operativa.

Desde el punto de vista regulador, las autoridades han valorado positivamente que ningún banco español haya quedado por debajo de los niveles mínimos exigidos, lo que habla de una mejora en la robustez general del sistema tras años de reformas estructurales, fusiones y recapitalizaciones.

En el corto plazo, las instituciones bancarias tendrán que continuar ajustándose a un contexto complicado caracterizado por tasas de interés elevadas, conflictos geopolíticos y nuevas demandas en cuanto a sostenibilidad y digitalización. En este contexto, tener un capital firme, tal como lo han mostrado algunas organizaciones, puede ser un elemento crucial para la competitividad y solidez del sistema financiero del país.

Por Otilia Adame Luevano

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